Friday, September 29, 2006

Fanny Hill 1.6

La idea sin embargo de tener la empresa de una ciudadana con ella, era el trivial, y todos los motivos que contrataron a Esther para encargarse de mí durante mi viaje a la ciudad, donde ella me dijo, después de su manera y estilo, ' como como varias criadas del país habían hecho ellos y toda su familia para siempre: esto por conservando su VIRTUD, unos habían tomado así con sus maestros, que ellas se habían casado con ellos, y las habían mantenido con coches, y habían vivido infinitamente magnífica y feliz; y unas, pueden - hap, vino para ser Duquesas; ¿la suerte era todo, y por qué no yo, así como el otro? '; Con otros almanaques a este objetivo, que me ponen las puntillas comenzar este viaje prometedor, y dejar un lugar que, aunque mi natural un, no contuviera ningunas relaciones que yo tenía la razón de lamentar, y me fui cultivado insoportable, del cambio del uso más sensible en un aire frío de caridad, con la que yo era internada en la casa del único amigo que yo tenía la menor parte de expectativa de cuidado y la protección.

Ella era, sin embargo, tan solamente justo a mí, manejar el conversion en el dinero de los pequeños asuntos que me permanecieron después de que las deudas y gastos de entierro fueron considerados para, y, en mi salida, poner mi fortuna entera en mis manos; que consistió en una guardarropa muy delgada, blusa encima en una caja muy portátil, y ocho guineas, con diecisiete chelines en la plata; guardado encima de en una bolsa de primavera, que estaba un mayor tesoro que alguna vez yo aún había visto juntos, y el que yo no podía concebir había una posibilidad de que se agotara (salir corriendo); y de verdad, completamente fui tan trabando amistad la alegría a la vista yo misma la amante de una suma tan inmensa, que presté atención muy poco a un mundo de asesoramiento bueno el que me dieron con ello.


Sitios, entonces, que están tomado para Esther y mí en el carro de Londres, paso por alto una escena muy inmaterial de gran importancia, en el cual yo tenia unas lágrimas que estaban entre la pena y la alegría; y, para los mismos motivos de insignificancia, saltan sobre todo lo que me pasó sobre el camino, como el mirar del carretero bien vestido sobre mí, los esquemas puestos para mí por algunos pasajeros, que fueron derrotados por la vigilancia de mi guarda Esther; el que, para hacer su justicia, tomó un cuidado maternal de mí, al mismo tiempo que ella cobró los impuestos míos para su protección haciéndome llevar todos los gastos de viaje, los que sufragué con la alegría extrema, y me pensé mucho le obligaron por si fuera poco.

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